Las estrategias del imperio orientadas al acaparamiento de alimentos y bienes de
consumo masivo, a llevar el capital
productivo al mercado especulativo de bienes y divisas para generar situaciones
de escasez artificial, para provocar y levantar a los sectores sociales más
retrasados en conciencia como puntas de lanza del proceso
contrarrevolucionario, con el apoyo abierto y clandestino del imperialismo a la
acción armada de los pijes reaccionarios, constituyeron en Chile el camino que
llevó al derrocamiento del compañero Presidente Salvador Allende, el 11 de
septiembre del 73.
Ahora,
el lunes recién pasado, el imperio ha agregado a la ofensiva reaccionaria contra
Venezuela un decreto del gobierno yanqui en el que la declaran “una amenaza
para la seguridad nacional y la política internacional
de los Estados Unidos". Con ello el imperio avanza del mismo modo que lo hizo antes Cuba (1960), en Siria (2004), en Libia (2011), en Rusia (2014), preparando las condiciones económicas, políticas y militares para aplastar la voluntad de los pueblos, cuando estos deciden salir de la dominación imperial. Es una tarea de los demócratas, de los antineoliberales, de los anticapitalistas, de quienes luchan por una sociedad del buen vivir, impedir la aventura imperialista en contra del pueblo venezolano.